sábado, 7 de noviembre de 2015



LEYENDAS DE FUSAGASUGA 


1. LEYENDA DE LA CASICA DE GUATAVITA 

Guatavita era el hombre de uno de los más poderosos caciques muiscas, cuya esposa principal fue sorprendida por él mismo flagrante delito de adulterio. El cacique hizo matar a su rival y obligó a su esposa a comer en publico el corazon de su amante. Asustada, la cacica tomo en brazos a su hijas y huyó hasta la laguna de Guatavita donde se arrojó. El cacique, arrepentidoo, pidió a uhn sacerdote que rescatara a su mujer con sus poderes pero todo fue inútil. La cacica entonces se convirtió en la diosa tutelar de la laguna a quien los muiscas, supremos cultores del agua desde los arboles mismos de su civilización transformaron en un adoratorio de cuatro kilómetros de circunferencia, 400 metros de diametros y 20 metros de profundidad, a una altura de 3.199 metros sobre el nivel del mar, en donde, por medio de los sacerdotes o chuques, tributaran permanentemente a la diosa titular, quien, en forma de serpiente, de tiempo en tiempo salía a la superficie para recordarle a la gente la necesidad de plegarias, para renovarles su fe, en fin, para exigirles sacrificios y votos de toda especie.
Las ofrendas se hacían, por lo general, el figurillas de oro, tiradas por los cryentes y entregasdas al sumo sacerdote para que éste,a su vez, sirviera de intermediario ante la diosa acuática, lo que hacia en medio de complicada liturgia, para despúes arrojarlas al seno de la laguna, donde moraba la diosa quien, satisfecha con las plegarias y las ofrendas, aplacaba su cólera, otorgaba perdón, era generosa con quienes la veneraban.
Este notable suceso daría origen a la ceremonia religiosa y politica, conocida, desde la Colonia hasta hoy, como la leyenda de "El Dorado".

2.EL VIEJO ROBLE DE LA MONTAÑA 


"Cada vez que escucho susurar el viento recuerdo que un tesoro, de joyas y mil monedas de oro y plata, esperan ser rescatados del viejo roble y que cambio de esas riquezas debo enterrar dos cuerpos al pie del árbol. En el cerro del fusacatán, en la vereda del mismo nombre, sucedieron lo hechos que diron origen a esta leyenda, hace alrededor de setenta años, en la antigua hacienda el choco.
La joven y bella Ana Isabel Flórez, de dieciséis años de edad, visitaba quincenalmente, con su padre Francisco Floréz, los aserrios de la hacienda El Choco y allí conoció al apuesto Washington Sneider Zimbaqueba, quien siendo obrero de la hacienda, hijo de una campesina de origen Sutagao y de un ciudadano estadounidense, era el encargado de cuidar lo caballos de carga y de silla de Don Francisco y su hija.
Isabel Flórez, había estudiado en los mejores colegios de Bogotá y era de familia muy rica. A pesar de ello, se enamoro de Washington Sneider, quien no sólo era pobre sino analfabeta, razon por la cual Don Francisco, al enterarse, prohibió rotundamente los amores de su hija.
El peón Washington Sneider  fue expulsado de la hacienda y la joven Ana Isabel fue encerrada en la casa de Bogotá, para evitar el encuuentro de los enamorados.
Pero una mañana, Ana Isabel, empacó un par de vestidos, tomó dos grandes maletas y las llevó con las joyas de su madre y con una gran cantidad de monedas de oro y plata que su padre guardaba en el sótano, y escapó presurosa de su casa.

Tomó enl bus de la folta Sumapaz, llegando al caserio de la Aguadita, donde Washington Sneider  la esperaba desde su partida. se tomaron de la mano y huyeron a la montaña para evitar ser capturados, hasta llegar al sitio el joven había preparado su vivienda en un tronco hueco de un viejo roble, en la cima del cerro Fusacatán, donde además cavó un espacio dentro de la parte alta del tronco del árbol para que sirviera de escondite en caso de que allí llegaran sus perseguidores.
Los dos enamorados vivian felices en medio de la naturaleza, y luego de ocho mases y esperando un bebé, vieron desde el cerro que un grupo de personas armadas se acercaban en su búsqueda. Enmtonces, Ana Isabel, subio al hueco del arbol donde se escondio junto con las dos grandes maletas llenas de joyas y monedas.
Washington Sneider, cerró y tranco el escondite y corrió cañada abajo para hacerele frente a sus perseguidores con quienes se encontro a la orilla de Rio Barroblanco. Al verlo cerca dispararon sus armas y cayó al río con mas de díez tiros en su cuerpo, el que fue arrastrado por las frias aguas, hasta ser rescatado su cadáver bajo el puente de la Aguadita.
los perseguidores olvidaron que cerca a Washington Sneider estaría su joven compañera, quien encerrada y aprisionada dentro del tronco del viejo roble, sin ninguna posibilidad de escapar, esperoq ue pasara el día, la noche y le día siguiente, y desesperada por escapar arañada del tronco hasta verte sangre de sus dedos y al no poder salir, presiopnada por la angustia, el hambre y asfixiada, murio junto con su hijo, quedando sepultados por el tronco del árbol junto con las dos maletas que guardaban el tesoro.
Con el pasar de los años la naturaleza borró el camino, la gente olvidó esta historia de amor y allá en el cerro de la Aguadita hay un tesoro escondido y dos cuerpos que debn ser sepultados en la tierra.
Siuno llega al pie del viejo roble y colocas tu oreja conta el tronco, escucha el ruidos de muchas monedas de oro y plata, el cerro se nubla, disminuye la visivilidad por la neblina y la lluvia; un escalofrío se siente en todo el cuerpo, tiemblan las piernas del visitante y el viento susurra quejidos y llanatos, suplicando que algún ser valiente, hombre, mujer o un niño, dé sepultara a los cuerpos y tome como premio el tesoro.
Como se qe usted es valiente , mi amigo, y se animará a ir de caminata y tal vez cumplir esta labor, le indicaré cómo llegar al pie del arbol: Se sitúa en el campo deportivo del Colegio Francisco Jose de Caldas de la Aguadita, mirando hacía el cerro; luego por le costado izquierdo toma el camino de la finca Lomalinda y en menos de una hora llegará a la cima del cerro y estará al pie del viejo roble de la montaña.


3. LAS ANIMAS DEL PUENTE NATURAL


“Cuentan los viejos campesinos de Pandi que durante la violencia de los años 50, a los campesinos liberales que vivían en los municipios cercanos la policía “chulavita” los perseguía, los apresaba y los acusaba de ser guerrilleros o “chusmeros” como les decían en esa época. Los transportaban hasta el pueblo y los juntaban en un solar; a la madrugada, los subían a una volqueta amarrados con las manos atrás y eran llevados en grupos hasta el puente natural de Icononzo y desde arriba los arrojaban vivos y al caer desde semejante altura al río y golpearse con las piedras algunos morían por los golpes recibidos, ahogados y otros quedaban heridos hasta que morían.
Las gentes que por allí pasaban escuchaban los lamentos pero nadie se atrevía a bajar por miedo y las aguas del río bajaban enrojecidas de sangre; allí quedaron muchos cadáveres y a muchos se los llevó el río.

Mucho tiempo después, en las noches y hasta el amanecer las personas viajeras que por el lado del puente pasaban, oían los gritos y gemidos de las almas de los muertos que allí quedaron, y dicen, que aún se escuchan.”

4. LA PIEDRA DE LA VIRGEN


En el sitio que fue asiento del pueblo indígena de Usatama, se encuentra la piedra de La Virgen, así llamada porque sobre ella se erigió una estatua de La Virgen para exorcizar un demonio convertido en gallina de oro con sus polluelos, que allí solía aparecer los viernes pasada la media noche, en Semana Santa, las gentes la miraban de lejos y algunos desde su casa, y ciertamente veían la gallina y sus polluelos iluminados por el reflejo de una llamarada que salía por debajo de la piedra.
Esto hizo creer que se trataba de un entierro o guaca, y no pocos fueron los que vinieron a socavar y dinamitar la piedra; más no pudieron romperla ni socavar sus cimientos, y asustados fueron a ponerle la queja al cura a lo cual este respondió poniéndole la estatua de La Virgen para que en vez de demonios viesen la divinidad de la iglesia. La gallina no volvió a salir.

3. LA MUJER DEL OSO 

Cuentan los habitantes de San Bernardo del misterioso caso de Magolita, antigua pobladora del municipio, quien salió a la quebrada a lavar ropa y no volvió; días después unos campesinos que pasaron por allí se miraron asustados unos con otros y comprendieron que los objetos allí encontrados eran de Magolita, conocida por todos los habitantes del pueblo ya que ella vendía quesos y huevos todos los jueves en el mercado; también encontraron unas enormes huellas que creyeron eran de un enorme animal. Alarmados, los cazadores salieron presurosos a poner esto en conocimiento de las autoridades.
Armados de fusiles y machetes y acompañados de perros, recorrieron en agotadoras jornadas, los sitios inaccesibles y escabrosos del agreste lugar durante 13 días. No ahorraron esfuerzos por encontrar a Magolita, pero la búsqueda fue infructuosa e inútil, por lo que se tuvo que suspender toda labor de rescate. Sin embargo, su esposo Marcelino continuó la búsqueda, y a los tres días encontró un pedazo del vestido que él le había regalado el día de su cumpleaños. Siguiendo los rastros dejados por el enorme animal encontró la cueva que servía de rústica vivienda.
Receloso y asustado Marcelino indagó lo rústico de la cueva; súbitamente dio un grito desgarrador de terror rompiendo el silencio que allí rienaba. Por fin descubrió a Magolita. El cuadro que presenció lo llenó de tristeza y espanto. Ella, semidesnuda, cadavérica y rasguñada por todo el cuerpo, yacía inconcientemente sobre una especia de cama hecha de trozos de madera y maleza, empotrada entre los troncos de un árbol. A su alrededor vio con estupor unos trozos de carne cruda y unos frutos silvestres.
Asustado salió corriendo a pedir auxilio, llegando luego acompañado de varios cazadores ya que él no pudo sacarla de esa cueva. La levantaron y se la llevaron cuidadosamente por miedo de encontrarse el gigantesco animal y por la pronta atención de la víctima.
No habían avanzado mucho cuando escucharon los espantosos gruñidos del animal, que inmediatamente fueron identificados como los de un oso. Comprendieron la magnitud de la tragedia. Magolita había sido por más de 15 días la mujer de un oso. Pasaron los días y Magolita jamás volvió a hablar, se le veía siempre con la mirada perdida indicando a las claras que no se había recuperado del trauma ocasionado por esa relación. Al poco tiempo murió llevándose a la tumba el secreto de este insólito suceso.
Las “malas lenguas” dicen que el oso fue muerto en singular duelo por Don Erasmo Rodríguez, cazador de origen y oriundo de Venecia, que en desigual pelea le asestó varios peinillazos, acabando así una de las leyendas sucedidas en el municipio de San Bernardo en la región de Sumapaz.

2 comentarios:

  1. si hay leyandas porque no incluyan las del puente del aguila de fusagasuga link de la historia http://leyendasdefusagasuga.blogspot.com/2017/06/leyenda-del-puente-del-aguila.html

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